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Intoxicación por metales pesados en el ganado

Intoxicaciones por metales pesados en el ganado: fuentes, signos clínicos y papel del laboratorio

Las intoxicaciones por metales pesados siguen siendo una causa subestimada de pérdidas en la producción ganadera. Aunque su presencia en el entorno rural puede parecer controlada, la realidad es que el plomo, el cobre y el zinc continúan siendo responsables de brotes de intoxicación tanto en ganado bovino como ovino o caprino, con consecuencias que van desde trastornos digestivos hasta daños neurológicos o hepáticos irreversibles.

En AMSvet recibimos cada año muestras asociadas a sospechas de intoxicación que confirman lo importante que es mantener una buena vigilancia toxicológica, especialmente cuando aparecen síntomas inespecíficos o hay antecedentes de exposición ambiental o alimentaria.

Fuentes más frecuentes de exposición

Las fuentes de contaminación varían según el tipo de metal y el manejo de la explotación, pero suelen tener un origen accidental o ambiental:

  • Plomo: el más clásico y todavía uno de los más problemáticos. Suele proceder de baterías en pastos, trozos en mezcladores, pinturas a base de plomo, aceites para motores, tuberías o vertidos industriales. Los animales pueden ingerir fragmentos de plomo atraídos por su sabor dulce.
  • Cobre: indispensable en pequeñas cantidades, pero tóxico en exceso, sobre todo para las ovejas, más sensibles a su acumulación hepática. Los piensos mal equilibrados, suplementos minerales excesivos, el uso compartido de comederos entre especies, fungicidas y antihelmínticos son causas comunes de intoxicación.
  • Zinc: En grandes animales, las causas principales son pastos contaminados, consumo de un cuerpo extraño que contiene zinc y exceso de suplementación dietética.

Signos clínicos y hallazgos de campo

Los signos clínicos pueden variar según el metal implicado, la dosis y el tiempo de exposición. No obstante, hay algunos patrones característicos:

  • Plomo: provoca alteraciones neurológicas (temblores musculares, ceguera, convulsiones), digestivas (disminución de la motilidad ruminal, salivación excesiva y a veces muerte súbita.
  • Cobre: El cobre ejerce su acción principalmente sobre el hígado, debido a la acumulación excesiva en los lisosomas hepáticos. Este exceso provoca daño en las membranas celulares y muerte de los hepatocitos. A continuación, el cobre se libera en el torrente sanguíneo, causando daño en la membrana de los glóbulos rojos, aumento de la permeabilidad capilar y aparición de hemólisis, apareciendo hemoglobinuria, ictericia, anoxia y muerte.
  • Zinc: El zinc se acumula rápidamente en hígado, riñones, páncreas y bazo. El mecanismo de acción no se encuentra bien definido. En bovinos, los signos clínicos primarios son anorexia, diarrea y letargia; otros signos son: pérdida de peso y disminución en la producción de leche. En casos avanzados pueden ocurrir anemia, ictericia, exoftalmia, polidipsia y convulsiones.

El diagnóstico se basa en la historia de exposición y en los síntomas clínicos. Un análisis toxicológico especializado permite identificar el metal implicado y su relación con los signos observados, facilitando la toma de decisiones clínicas.

El valor del análisis toxicológico

Confirmar una intoxicación por metales pesados requiere una combinación de historia clínica, sintomatología, lesiones y análisis de muestras biológicas o de alimento.
En AMSvet realizamos la determinación de metales como plomo, cobre y zinc mediante técnicas instrumentales de alta sensibilidad como ICP-MS (Espectrometría de Masas con Plasma de Acoplamiento Inductivo), tanto en órganos, sangre EDTA, pienso o agua de bebida.

Estos análisis no solo permiten confirmar el diagnóstico, sino también:

  • Cuantificar el grado de exposición, lo que orienta el tratamiento y las medidas de control.
  • Evaluar la fuente de contaminación, ayudando a prevenir nuevos casos.
  • Verificar la eficacia de las medidas correctivas, especialmente en explotaciones con antecedentes de intoxicación.

El trabajo conjunto entre veterinarios y laboratorios es fundamental. La toma correcta de muestras, su envío refrigerado y la comunicación detallada del contexto clínico optimizan la interpretación de los resultados y facilitan un diagnóstico certero.

Conclusión

Las intoxicaciones por metales pesados, aunque menos frecuentes que las de origen vegetal o farmacológico, siguen siendo una amenaza real para la salud del ganado y la rentabilidad de las explotaciones. La prevención pasa por una gestión cuidadosa de los materiales, el control de los suplementos minerales y la eliminación segura de residuos.

Ante la mínima sospecha, el análisis toxicológico es la herramienta clave para proteger la salud animal, evitar pérdidas económicas y mantener la confianza del consumidor en la seguridad de los productos de origen animal.